Si tu crucero hace escala en Nápoles tendrás la oportunidad de explorar uno de los enclaves de Italia más auténticos, desde el que contemplar las mejores vistas de una bahía mediterránea. Se dice que ningún viaje a esta ciudad está completo sin una visita a la zona entre Piazza Garibaldi y Via Toledo, pero esto no es lo único que hay que ver.
Si ya has estado en Nápoles, este es uno de los destinos más frecuentes de los cruceros por el Mediterráneo, te recomiendo que aproveches para hacer una excursión a Pompeya, la ciudad sepultada bajo las cenizas, o la bella isla de Capri. Pero si es la primera vez, disfruta de esta ciudad bulliciosa y siempre viva.
Las calles Via dei Tribunali y Via San Biagio dei Librai son las principales del casco antiguo de Nápoles, dividiendo la ciudad en dos. A uno de los lados encontraremos lo más «auténtico» de la ciudad, un mercado al aire libre donde encontrarás desde ropa de segunda mano a boutiques de moda.
Parada obligatoria en todas las excursiones y tour que se organizan por la ciudad es el edificio del Duomo, siglo XIII, aunque su fachada neogótica sea de finales del XIX dedicado al patrón de la ciudad, San Jenaro.
La Catedral de Nápoles es el edificio de culto más importante de la ciudad y entre sus muros se encuentra el baptisterio más antiguo de Occidente. Para admirar la colección más importante sobre las ruinas de Pompeya, y si no de tiempo de llegar hasta la ciudad, te recomiendo que visites el Museo Arqueológico de Nápoles y la Galería Capodimonte.
En las iglesias de Gesú Nuovo encontrarás el fresco de Francesco Solimena, y no te pierdas la iglesia de San Gregorio, o de Santa Patricia, en una de las calles más singulares de la ciudad.
Pero, hay una cosa que no debes dejar de hacer en Nápoles y es probar la auténtica pizza napolitana, con base fina, muy, muy fina.
Si viajas con Costa Cruceros, te recomiendo que leas este artículo sobre las nuevas propuestas de excursiones en Nápoles de la naviera.