La Riviera Francesa da un giro de timón a la gestión de sus escalas con nuevas restricciones en Niza, Cannes y Villefranche, destinadas a contener la masificación y a proteger el litoral. El paquete regulador, largamente esperado por el sector, introduce cupos de pasajeros, límites estacionales y criterios ambientales que condicionarán la operativa de las navieras.
Tras meses de negociaciones y solapes normativos entre administraciones, el acuerdo ha sido rubricado por Laurent Hottiaux, prefecto de los Alpes Marítimos, y Christophe Lucas, prefecto marítimo del Mediterráneo, en coordinación con ayuntamientos y autoridades marítimas. El nuevo marco unifica criterios en la bahía de Cannes e introduce reglas claras que aportan previsibilidad a la industria de cruceros en la Costa Azul.
Qué cambia en Niza, Cannes y Villefranche
Se fija un tope de desembarco de 3.000 pasajeros por puerto y por escala, a la vez que la media anual de desembarcos deberá situarse por debajo de las 2.000 personas por puerto. Con ello se busca equilibrar la actividad turística con la capacidad real de los destinos.
Los buques con más de 1.300 pasajeros quedarán limitados a una única escala diaria por puerto, una medida que ordena el flujo de llegadas y evita picos de presión en tierra. Además, se precisa que las escalas en muelle no se verán afectadas por esta limitación.
Durante la temporada alta, en julio y agosto, el calendario se estrecha aún más: se establece un máximo de 15 barcos por mes en el área regulada, con el fin de prevenir situaciones de saturación en los días de mayor demanda.
Criterios ambientales y posibles cancelaciones
El acceso a turnos de fondeo y atraque priorizará a las compañías adheridas a la carta “Crucero Sostenible en el Mediterráneo”, premiando a las navieras con compromisos verificables de reducción de impacto ambiental.
El protocolo incorpora respuestas ante picos de contaminación: bajo alerta de nivel 1, los buques deberán reducir emisiones a partir de tres millas náuticas de la costa; con alerta de nivel 2, podrá ordenarse la cancelación de escalas para preservar la calidad del aire en los núcleos costeros.
Capacidad, ordenación y antecedentes
El objetivo declarado es reducir aglomeraciones y gestionar la capacidad local en enclaves con alta demanda. Solo en 2024, fondearon 175 buques en la bahía de Cannes y 103 en Villefranche-sur-Mer, cifras que evidencian la necesidad de marcos comunes y previsibles.
El proceso llega tras disputas competenciales y episodios de tensión política en la zona, que habían generado incertidumbre en los programas de las navieras. Con el liderazgo institucional de Hottiaux y Lucas, el texto pone orden a normas solapadas y marca una hoja de ruta compartida por las autoridades locales y marítimas.
Impacto en navieras, puertos y residentes
Las compañías tendrán que adaptar itinerarios, rotaciones y estrategias de preasignación de ventanas, especialmente en los meses de verano. Las que acrediten mejores desempeños ambientales podrían obtener prioridad en la asignación de horarios, una ventaja tangible en días de alta ocupación.
En circunstancias de picos de contaminación o saturación, podrán producirse cancelaciones puntuales de escalas conforme al protocolo. Aunque los atraques en muelle no cambian, los desembarcos seguirán sujetos a cupos y límites diarios, lo que exigirá una coordinación fina con las operaciones en tierra.
Para los destinos, el nuevo marco facilita menos aglomeraciones y mejor gestión de la movilidad, con efectos positivos en la convivencia con los residentes. Para el tejido comercial, el reto pasa por ajustar la planificación a un flujo más previsible y sostenido, con especial atención a los meses de mayor demanda turística.
Con estas medidas, la Riviera Francesa apuesta por un modelo más ordenado y exigente: límite de 3.000 pasajeros por escala, 15 buques mensuales en verano y prioridad “verde” para quien demuestre avances en sostenibilidad, bajo una gobernanza que busca claridad operativa y protección del entorno.